Me han dejado su corazón...

Pequeñas,caricias,que,acompañan♥

El juego del ángel-C.Ruiz Zafón-

Acaricié y besé cada centímetro de su piel como si quisiera memorizarlo de por vida. Chloé no tenía prisa y respondía al tacto de mis manos y mis labios con suaves gemidos que me guiaban. Luego me hizo tenderme sobre el lecho y cubrió mi cuerpo con el suyo hasta que sentí que cada poro me quemaba. Posé mis manos en su espalda y recorrí aquella línea milagrosa que marcaba su columna. Su mirada impenetrable me observaba a apenas unos centímetros de mi rostro. El juego del ángel-Carlos Ruíz Zafón.

lunes, 18 de mayo de 2015

Álter ego.

Hoy me alegro de nunca haber dejado de creer en el amor, a pesar de las heridas del corazón. Todos sabemos que esas son las más difíciles de cicatrizar... Desde el momento en el que me vi sola, con el corazón otra vez entero en mi pecho, supe que era algo demasiado valioso como para dejarlo en las manos equivocadas. Me he dedicado a mimar mi pequeña máquina, a tratarla como siempre he querido. En definitiva, a darme todo el afecto y las atenciones que siempre había necesitado de alguien. Aprendí a quererme, algo que nunca había conseguido hacer; puesto que siempre pensaba que mi día a día dependía de una persona que me quisiera. Pero eso no es así. Cuando estamos en una relación maquinamos nuestras propias conjeturas acerca de qué sería de nosotros si perdiéramos a esa persona que hace mágico hasta el café de por las mañanas. En realidad, nunca pasa nada, porque la primera relación de amor que tenemos que mantener antes de nada es una con nosotros mismos.
A partir de ahí comprendí que hay personas que desde el principio tienen una fecha de caducidad grabada en la frente, que se marchitan cuando llega un invierno difícil. A partir de ahí, decidí esperar a alguien que pusiera música a mi vida llena de letras, que fuera más de los Beatles que de los Rollings y que me confiara la púa de la guitarra que compusiera canciones que hablaran de nosotros. Nunca tuve claro si tendría la suerte o la casualidad de encontrar unos brazos que me dieran calor hasta cuando hiciera frío en mi pequeña ciudad del norte y de enamorarme... Estaba dispuesta a esperar lo que hiciera falta, a no dejarme llevar por la ilusión de otras parejas ni por las bonitas historias de las novelas que leía. Aunque hoy en día se esté dinamitando tanto el amor, yo aún creía en alguien que encendiera mi pasión y mi ternura como la pólvora.