Que piensan que la perfección y el cuidado de las cosas es una manera de vida, y llevamos a cabo un desorden muy estudiado en nuestras tareas.
Soy desordenada por naturaleza, en pensamientos, en acciones y en lo material. No sé cuál es el lugar qué debería ocupar cada sentimiento, en qué parte de mí debería echar sus raíces y si de verdad merece la pena que las eche o no. Empiezo la casa por el tejado y probablemente por eso, siempre los cimientos se vienen abajo. Se cae la torre, me derrumbo yo. Esa falta de colocación hace que todo esté a presión en mi cabecita. Cuando ya no puedo más, exploto irreversiblemente. Es la gota que colma el vaso.
Contra mi voluntad, no me quedará más remedio que coleccionar los archivos y las carpetas más trascentendales y la ''basura'' mandarla a la papelera de reciclaje. Volveré mi cabeza como la CPU de un ordenador, 01.
Es buena la entrada, pero yo, aun prefiero el desorden
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