Me han dejado su corazón...

Pequeñas,caricias,que,acompañan♥

El juego del ángel-C.Ruiz Zafón-

Acaricié y besé cada centímetro de su piel como si quisiera memorizarlo de por vida. Chloé no tenía prisa y respondía al tacto de mis manos y mis labios con suaves gemidos que me guiaban. Luego me hizo tenderme sobre el lecho y cubrió mi cuerpo con el suyo hasta que sentí que cada poro me quemaba. Posé mis manos en su espalda y recorrí aquella línea milagrosa que marcaba su columna. Su mirada impenetrable me observaba a apenas unos centímetros de mi rostro. El juego del ángel-Carlos Ruíz Zafón.

viernes, 29 de abril de 2011

amor post mortem

Le propinaba el último mordisco al pastel de manzana que había pedido mientras hacía tiempo a que él llegase. Estaba llegando la primavera y el cielo comenzaba a florecer, apartando las nubes hacia el norte. La primavera vestía con colores alegres, aquella primavera pintaba tremendamente bien. Se preguntaría cuánto tiempo podría tardar, si sería de aquellos despistados que nunca llevan la hora encima y que dejan los últimos botones de la camisa sin abrochar por descuido. Se encontraba jugueteando con los palillos y las servilletas en una terracita sumergida en un velo de brisa marina que aislaba su ilusión del politono desfasado de su móvil. Sí, el teléfono estaba sonando, fue a responder pero se le resbaló de las manos. Cuando por fin lo cogió, ya habían dejado de llamar. Miró en el registro de llamadas perdidas quién había intentado contactar con ella y sí, en efecto era él. Pensó que querría avisarla de que retrasaría porque habría cogido tarde el coche, tan cabezota como siempre. Así que marcó su número de memoria y esperó, pero no daba señal de llamada. Lo volvió a intentar pero nada. ¿Qué estaba sucediendo? Sacó su barra de labios del neceser que llevaba en el bolso para retocarse, verse guapa le hacía sentirse más calmada. Tal vez se hubiera quedado sin batería. Otra vez el politono, esta vez acertó a cogerlo a la primera y pegó su oreja al auricular. No oía nada al otro lado, todo le quedaba grande. Una curva, perdió el control. No podía ser, ¿qué le estaría diciendo el agente al otro lado de la línea? No, ya no le escuchaba. Ya no veía la luz de su día soleado, había venido una borrasca de imprevisto. ¿Se iba? No podía irse, era joven, no, no podía. Una vez más sin despedirse, como siempre, pero esta vez ya no lo tendría para volver a regañarle por sus despistes. Esos despistes que dejaron huella sobre el asfalto, gotas de sangre, desgaste de neumático.


neverending,







miércoles, 20 de abril de 2011

come here another time

Escalofriante deseo, pérdida de la noción del tiempo y más deseo. Se iba quitando su antifaz, iba desterrando su pasado, su presente y su futuro, ahora estaba ante mí y el resto no importaba. Yo iba haciendo lo mismo, iba palpando nuestras sombras que se encendían a cada soplo.  Íbamos olvidando lo que estaba bien y lo que estaba mal, probablemente el mundo se estuviese debatiendo entre la vida y la muerte ahí fuera pero nosotros estábamos vivos, muy vivos. Recorría mis fronteras, mis líneas imaginarias como un cautivo que quiere escaparse de su opresión, y lo lograba, pasaba de nación en nación a su antojo, en cada palmo de mi piel. Yo me reflejaba en su mirada, nunca había sentido tal conexión, un amor personificado, nos mirábamos y sonreíamos cómplices al tiempo. Jugábamos a desafiar a la suerte, que hoy nos cubría de tréboles de cuatro hojas, pero quién sabe si otro día caeríamos en un martes y trece.


Neverending.

sábado, 16 de abril de 2011

Special

Una profesora de matemáticas ocupaba todos sus ratos libres  dedicando horas y horas a tratar de ampliar sus conocimientos. Quería inventar algo novedoso, tal vez alguna fórmula que cambiase toda la mecánica de las matemáticas, que resolviese todas las sumas en tiempo récord. Cada vez tenía menos ganas de despertarse cada mañana, antes se comía el mundo, ahora estaba dejando que el mundo fuese el que se la comiera a ella. Sí, los problemas de  matemáticas ahora llevaban su nombre en su enunciado. Cuando tenía que hacer una suma, iba sumando sus problemas y cuando tenía que restar, se limitaba a restar vidas; quería que sus siete vidas de gato se redujesen. Se dejó juventud, dioptrías y salud en un proyecto tan descabellado como absurdo. Pero, por arte de magia, apareció alguien que prometía ayudarla a despejar la ecuación de la felicidad, encontrar la fórmula del éxito. Sin duda, supo que él iba a ser su apoyo, quien le afilase el lápiz para seguir escribiendo una vida que estaba siendo borrada. Él le llamaba más la atención que un anuncio de Coca Cola y le hacía sentirse mejor que cualquier concierto de la MTV. Fue fiel a su promesa y ayudó a la confusa maestra a descubrir que las cosas que más valen tardan en llegar. Y sí, él era ese alguien.





Gracias.

sábado, 9 de abril de 2011

hold my hand

Un niño de corta edad se encuentra en la frontera que enfrenta a dos naciones. A su alrededor sólo hay una nube de destrucción y los ecos de las pisadas de los que un día pisaron fuerte para vencer y la suerte no estuvo de su lado. En una palabra, caos. Sus pupilas que podían decirlo todo, ahora enmudecen. No sabe expresar de manera lógica lo que sucede en ese mundo de adultos completamente roto. Ve cómo la vida de una humilde persona se reduce a la bala de una pistola y que cuando aprietan el gatillo tienes unos malditos segundos para recopilar todo aquello que quieres que perdure más allá de tu muerte, un golpe seco. No entiende por qué tiene que estar solo en el mundo, por qué un conflicto político a tenido que acabar con sus superhéroes, su familia. De sus ojos no brota ni una indefensa lágrima.

Observa al otro lado a un niño de más o menos su edad, de apariencia más o menos similar a la suya y con la mirada cansada. Le mira curioso y él le responde la mirada. No puede pronunciar palabra. Probablemente si le descubre su bando, le dispararán, así que sólo lo observa. Tiene mucho que decirle. Tiene muchas voces en su interior que pujan por distorsionarse a la vez. Probablemente conversaría con él del tiempo, de lo poco que sabe de política y de sus juegos parecidos, en verdad no tendría mucho que contarle. El niño estaba cavilando en lo mismo, sus expresión lo demostraba. Ambos se levantaron al tiempo. Es el espejo de la guerra, el que está al otro lado probablemente sea alguien como tú, o tu mismo.

lunes, 4 de abril de 2011

game over

Mike miraba con detenimiento aquella cajita que había encontrado en un rincón de su habitación. No recordaba qué guardaba en ella. No supo si abrirla sería lo más seguro. Y mientras, comenzó a evocar la época en que la conoció, cómo se deleitaba conversando con ella y el desprecio que le tenía al tiempo cuando se encontraban juntos. Aquella chica, su amor infinito y puro. Quizá, tuviera razón aquel pesimista que dijo que ''quien bien empieza, mal acaba'' y pareció que esa frase había condenado su relación. Y pronto, como si de una profecía se tratase, una serie de desdichas se encadenó a sus lazos de confianza. Poco a poco, comenzaron a sonar falsas sus palabras, dónde hubo campos fértiles, ahora había terrenos abruptos. Todo se reducía a la nada. Después de mucho pensar, optó por descubrir el contenido de la caja. Allí no había ya nada, vacío, insensibilidad. Aquella caja eran sus sentimientos. Ya no la amaba.