Me han dejado su corazón...

Pequeñas,caricias,que,acompañan♥

El juego del ángel-C.Ruiz Zafón-

Acaricié y besé cada centímetro de su piel como si quisiera memorizarlo de por vida. Chloé no tenía prisa y respondía al tacto de mis manos y mis labios con suaves gemidos que me guiaban. Luego me hizo tenderme sobre el lecho y cubrió mi cuerpo con el suyo hasta que sentí que cada poro me quemaba. Posé mis manos en su espalda y recorrí aquella línea milagrosa que marcaba su columna. Su mirada impenetrable me observaba a apenas unos centímetros de mi rostro. El juego del ángel-Carlos Ruíz Zafón.

jueves, 30 de diciembre de 2010

recuerdos de un abril..

''No'' es una palabra corta, imprecisa, pero con amplio significado. Jamás me sedujo la idea de pronunciarla antes de tiempo, pero aquella vez me armé de valor y me anticipé a los hechos. Basta con mirar a una persona que amas para cercionarse de que algo no va bien y encuentras una arruguita de resignación en el entrecejo.
 No sé por qué pero todo se truncó aquellos días. Él inventaba poderosas tretas que conseguían siempre descolocarme y perdonarle una y otra vez. Entré en el temido círculo vicioso de dejarme manejar por él y perdonarle injustas situaciones por no perderle. Así fui haciéndome una mujer cada vez más vulnerable y veía nuestra relación como un requisito y no como una aportación.
Sin embargo, él siempre era cándido y fugaz conmigo. Una felicidad que antes de saborearla ya se había esfumado. Pero esa inocencia era la tapadura de una mente hábil y asentimental.
Aquella día me decidí a pararle los pies y a cortar el problema de raíz. Era un tarde pasada por lluvia. Los días lluviosos eran mi punto débil porque en ellos me comía mucho el tarro y terminaba tomando la peor decisión. Habíamos quedado en una plaza céntrica de mi ciudad y cómo no, yo llegaba tarde. Cuando le vi recostado sobre las escalerillas que descienden del edificio principal, se me olvidó por qué yo estaba allí.
El cielo me la había jugado y las nubes con él. Nada mejor que un día con lluvia para echarme atrás. Quedé como una idiota cuando él se adelantó y me acribilló a pretextos. Se fue, sí, juro que se fue. Bajo la excusa de que había quedado con unos amigos me dejó cabizbaja nadando en un mar de dudas...
Volví a casa unas horas después, sabía que esto era el comienzo de la peor parte. Todos los comienzos dulces tienen finales trágicos y viceversa. Esto había sido un relamido principio y como toda regla dice, aquello tenía que terminar mal. No me equivoqué, voló lejos de mí como el ave que deja el nido cuando siente la palabra ''compromiso'' aferrándose a sus alas.
¿Podríamos ser amigos? No. ¿Podríamos volver a vernos? No. ¿Puedo seguir llamándote ''enana''? No. Ahí fue donde cambió mi conjetura de esa palabra tan vivaz. Duele decirla, sí, pero a la larga cura más que cualquier fármaco.

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Historias que contar